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“¡Oye!” La guitarra sin partitura

 

      El 27 de marzo del 2004, durante una mesa redonda del Xº Encuentro de Profesores de Español del Estado de São Paulo en la Universidade Prebisteriana Mackenzie, un representante de la Consejería de Educación de la Embajada de España en Brasil explicaba lo que concebía como el perfil del profesor de español como lengua extranjera que Brasil necesitaba.

      El funcionario expresaba que ese perfil no debía ser el de un graduado en Letras, sino el de alguien con un saber “vicario” definido por tres componentes: ser un buen hablante de la lengua, disponer de una metodología de la enseñanza, y tener conocimientos en un campo que titulaba como “otros”, en el que se incluían, de un modo condensado, contenidos gramaticales, literarios y estudios traductivos. Para que la descripción fuese más clara, utilizó como analogía “un profesor de guitarra”.

      La propuesta no agradó a muchos de los que somos profesores universitarios en Brasil, pero la vimos como resultado de la libre manifestación de opiniones, confiando en que la legislación sobre formación docente en este nuestro país no daría lugar a una propuesta así. Un año después, en el 2005, la elaboración de las Orientaciones Curriculares para la implantación del español en la escuela media mostró un camino muy diferente y extremamente auspicioso, que concibe al profesor de español como un profesional integral, un agente consciente del contacto lingüístico-cultural.

      Sin embargo, lo que hoy aparece difundido como proyecto “¡Oye!”, promovido por la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo y, según informaciones recientes, por el propio MEC, ha dejado atrás, en cuanto a desprofesionalización, incluso aquel modelo presentado en el referido Encuentro.

      Como puede observar quien quiera visitar el sitio de la Secretaría, www.educacao.sp.gov.br, y como consta en el proyecto que recibimos los profesores de español en la USP, se pretende certificar a miles de profesores en las siguientes condiciones:

 

- Curso totalmente a distancia y de 600 horas, cuando aún la licenciatura / bacharelado más exigua que podamos encontrar supera las 1800 horas, presenciales. 

- Módulos que corresponden a un curso de E/Le, para formar un usuario de la lengua; o sea, sin ningún contenido metalingüístico, metadiscursivo, literario o cultural. Eso se deduce claramente de las condiciones en las que se aprobaría cada módulo. Vale destacar que en la descripción de habilidades adquiridas para pasar de un módulo a otro hay una elipsis de la producción oral, esperable, ya que es aprendizaje totalmente a distancia.

 

- Basta ser profesor activo en la red, concursado o no, de cualquier asignatura, para acceder al curso y obtener la certificación después de aprobar esos módulos.

 

      Como podemos apreciar, no queda siquiera el “otros” que, en aquella propuesta que comenté al comienzo, era donde se relegaba esa relación con el conocimiento científico que diferencia a un profesional universitario de un técnico de bajo calibre. Si entonces se imaginaba un profesor de guitarra, ahora el mismo ha quedado sin partitura, y con algunas cuerdas menos, ya que tampoco será un “buen hablante”, a menos que alguien nos convenza de que un hablante se forma totalmente a distancia.

      Los departamentos académicos de las universidades del estado no fueron consultados, la propuesta nos llegó como caída del cielo, para que nos limitáramos a seleccionar monitores para implementarla. Financiado por un banco extranjero y elaborado por el Instituto Cervantes, institución no universitaria, el plan pretende sustituir al sistema universitario nacional íntegro en la formación del profesor brasileño de español. Tanto yo como muchos docentes e investigadores nos hemos cansado de repetir que nada tenemos contra la participación de instituciones de España o de otros países en la vida académica, instituciones a las que siempre invitamos a acercarse a nuestra actividad, pero de ninguna manera podemos aceptar que esa hospitalidad se interprete como licencia para la apropiación e imposición de directivas. 

      No sólo se desmoraliza a centenares de estudiantes esmerados, mostrándoles que basta un curso de idioma para tener garantizada una vacante en el sistema al que ellos aún no acceden porque están haciendo una carrera con todas las de la ley, sino que se echa por la borda el saber acumulado en décadas y los recursos invertidos por el estado y por agencias como FAPESP, CAPES o CNPq, para formar ese saber. En un mecanismo perverso, el poder público se desmiente a sí mismo, desoye sus propias orientaciones curriculares y, fascinado, compra espejitos de colores que, comparado con lo que el país tiene, ni siquiera brillan.

      Brasil cuenta con una amplísima y desarrollada investigación sobre la lengua y las culturas hispánicas en relación con su propio universo lingüístico-cultural, investigación plasmada en centenares de tesis y tesinas, revistas, artículos, y material didáctico específico para todos los niveles y en todos los formatos. En los últimos 10 o 15 años, nuestro país se ha colocado a la vanguardia y dudo que haya otro país no hispánico en el mundo donde la reflexión y producción sobre español lengua extranjera sea tan rica y tan nacionalmente especificada. Lo demuestran los congresos locales de hispanistas, la producción de las instituciones públicas y privadas, de las editoriales y de las escuelas de idiomas. Nadie mejor que los propios profesionales brasileños sabe cómo formar un profesor brasileño de español.

      Una vez más, siguiendo una práctica lamentablemente común en América Latina, las autoridades salen a comprar afuera lo que es mucho mejor adentro. Que Brasil busque afuera enseñanza de español a brasileños es como si Argentina saliese a comprar carne de vaca o Francia a comprar perfume... francés.

      Realmente, el engendro no podría tener nombre más adecuado que “¡Oye!”. Porque el guitarrista será mudo, y sus mentores son sordos.

 

 

Prof. Dr. Adrián Pablo Fanjul

Departamento de Letras Modernas

Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas

Universidade de São Paulo - Brasil

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